Barcelona se posicionó como destino turístico internacional a partir de la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992 y, desde entonces, el turismo ha experimentado un fuerte crecimiento con repercusiones sociales y económicas significativas sobre el tejido urbano de la ciudad. Se trata de una realidad que hay que contextualizar en un momento histórico en que Barcelona apostó por la promoción del turismo y que acompañó de inversiones en infraestructuras, a la vez que la globalización y las condiciones económicas favorecieron el crecimiento de la movilidad a escala global.
A pesar de la contribución económica del sector, el turismo también genera una serie de externalidades negativas al mantener un crecimiento sostenible. En este sentido, el presente documento se propone hacer una aproximación más detallada sobre el nivel de presión turística al que se ve expuesto el tejido urbano de la ciudad, con el objetivo de identificar aquellas zonas donde una mayor concentración de actividades relacionadas con el fenómeno puede afectar negativamente a la vida cotidiana y el bienestar de las personas, con una mirada particular a la fruición de los espacios verdes públicos, el uso del transporte público y la proliferación de viviendas de uso turísticos..
En este contexto, también hay que aclarar que la información utilizada para este estudio es anterior a marzo del 2020, por lo tanto, proporciona una imagen de la ciudad anterior a la pandemia de la COVID-19.
En el 2019, Barcelona fue visitada por más de treinta millones de personas con una media diaria de 154.641 visitantes, cifra que queda reflejada en que el 14 % del PIB de la ciudad se ha derivado de la actividad turística y que el 9 % del empleo se concentra en el sector.
Aunque el turismo genera riqueza y trabajo, los ingresos no siempre se reparten equitativamente y los puestos de trabajo suelen ser más precarios, con contratos temporales y de baja cualificación. El turismo impulsa nuevos emprendimientos, pero estandariza una parte del comercio. Provoca adversidades en el uso de los recursos naturales e impactos socioculturales, e incrementa la presión sobre las infraestructuras, la movilidad, el espacio público y la gestión de la ciudad en general. También dinamiza el mercado inmobiliario, pero contribuye a incrementar las tendencias gentrificadoras propias de una ciudad compacta y densa como Barcelona. En los últimos años, se ha añadido, por ejemplo, el impacto en el mercado de la vivienda, por la interferencia del uso turístico con el residencial, lo que reduce todavía más la oferta ya limitada de alquileres asequibles. Así, el turismo para Barcelona, igual que para otras ciudades del mundo, ha comportado importantes cambios en las dinámicas urbanas y socioespaciales, alterando la cotidianidad de las personas que la habitan y generando dependencia y monocultivos económicos en aquellas áreas con más actividades relacionadas con el sector. En el Barómetro municipal del 2019, el 5,4 % de los barceloneses y de las barcelonesas consideraron el turismo como el problema más grave de la ciudad.
Si tenemos en cuenta que la presión turística no se traduce en una actividad ubicua, sino que se convierte en un espacio concreto, con el fin de generar una fotografía general de cómo eso interactúa a nivel territorial con las diferentes vertientes de la vida cotidiana de las personas que residen en Barcelona, se han generado cuatro mapas con enfoque sobre los siguientes temas:
1- Población empadronada en áreas de más intensidad de actividades turísticas
2- Espacios verdes urbanos en áreas de más intensidad de actividades turísticas
3- Red de metro, bus y Tram en áreas de más intensidad de actividades turísticas
4- Porcentaje de viviendas de uso turístico (VUT) sobre las viviendas por manzana en áreas de más intensidad de actividades turísticas
La definición de las áreas con más intensidad turística se basa en la territorialización de un indicador agregado, que aglutina diferentes elementos vinculados a actividades relacionadas con el sector (tabla 1). El cálculo evalúa la densidad a escala de ciudad, en función del impacto que los diferentes elementos tienen sobre el espacio público. Estos elementos se clasifican en tres categorías: “Alojamiento”, “Ocio” y “Atractivos turísticos”. A cada una se le ha asignado un coeficiente de ponderación en función del impacto potencial que pueden tener en las actividades cotidianas que las personas residentes en Barcelona realizan en el espacio público. La tabla a continuación muestra la relación de categorías, elementos y los coeficientes asignados. La asignación de estos últimos se ha realizado pensando en la capacidad de atracción que tienen los elementos para el turista y sus implicaciones en el aumento de la intensidad de uso del espacio público de la ciudad.
Categoría | Coeficiente Categoría | Elemento |
---|---|---|
Alojamiento | 0,6 | Número de plazas en establecimientos hoteleros |
Número de plazas en albergues, pensiones u hostales | ||
Plazas en viviendas de uso turístico (VUT) | ||
Plazas en alojamientos anunciados en el portal Airbnb (y que no han sido contabilizados en la base de VUT) | ||
Ocio | 0,8 | Bares y restaurantes |
Tiendas de recuerdos | ||
Tiendas de ropa y complementos | ||
Atractivos turísticos | 1 | Número de visitantes en los puntos de interés de la ciudad (PIC) |
Fotografías de la plataforma Panoramio | ||
Número de visitantes a las playas |
Por cada elemento se ha generado un mapa de densidad y se han normalizado los valores. Posteriormente, se han sumado los valores de estos elementos por categorías, dando como resultado los tres mapas que se muestran a continuación. Para poder ver alternativamente los resultados por cada categoría, selecciónelas en la leyenda situada a la izquierda del mapa.
Finalmente, estos tres mapas se han agregado dando lugar a un mapa final de exposición a la presión turística, que se ha clasificado en dos niveles de intensidad: media y alta. Este último mapa es el que se ha utilizado como base para analizar el impacto de esta actividad sobre los cuatro aspectos anteriormente mencionados (población residente, espacios verdes urbanos, redes de transporte público y vivienda).
Partiendo de los mapas de las áreas que concentran mayor intensidad de actividad turística, se ha desarrollado un trabajo de cruce de datos para analizar cómo esta actividad afecta a diferentes vertientes de la vida cotidiana de la población. Los aspectos analizados han sido:
- la afectación en la población residente,
- la afectación en los espacios verdes,
- la afectación en el transporte público y
- la afectación en la vivienda
A continuación, se muestran los resultados obtenidos por cada tema analizado.
El siguiente mapa cruza información sobre los niveles de intensidad turística y la densidad media de población residente, en la que se superpuso también información de incidentes registrados relacionados con viviendas de uso turístico o que han requerido intervenciones de agentes cívicos. Para generar estas capas, se utilizaron las siguientes bases de datos:
- Densidad de población por manzana residencial calculada a partir de datos del padrón del 2018.
- Total de intervenciones de los agentes cívicos entre los meses de julio a diciembre del 2018. Dirección de Turismo.
- Concentración de incidentes relacionados con VUT donde ha sido necesaria la intervención durante los meses de enero a setiembre del 2019. Servicio de Convivencia y Turismo.
Si consideramos la superficie contenida entre las rondas exceptuando Montjuïc, es decir, la parte donde se concentra principalmente la población, el ámbito ocupado por las áreas con intensidad de actividades turísticas corresponde al 35 % de este territorio, poniendo de manifiesto que el turismo, aparte de ser un fenómeno masivo, es también un fenómeno espacialmente extensivo en la ciudad, donde la actividad turística afecta a buena parte del territorio municipal. No obstante, esta extensión no tiene que considerarse como una masificación generalizada y homogénea en todo el espacio público, sino más bien como una representación territorializada de un fenómeno que se concentra en puntos concretos, en periodos concretos del año —incluso en días y franjas horarias concretas—, aunque con afectaciones en la vivienda, en los destinos de uso y en la tipología de actividades económicas que van mucho más allá de estos puntos críticos. Cabe recordar que, en un contexto pre-COVID-19, Barcelona recibía unos 30 millones de turistas al año, lo que se traducía en más de 150.000 visitas diarias —es decir, un 10 % de población añadida a la población residente cada día—.
En el mapa ilustrado a continuación podemos observar una coincidencia entre las manchas de mayor intensidad turística —parte del casco antiguo y en torno al eje de paseo de Gràcia principalmente— con una densidad de población residente por debajo de la media de la ciudad, lo que puede sugerir alguna correlación entre la concentración de actividad turística en determinadas áreas de la ciudad y el desplazamiento de la población residente a otros barrios. Este proceso comporta también el desarrollo de usos diferentes a la vivienda en estas áreas.
Analizando de manera conjunta los diferentes factores considerados para elaborar este mapa, destacan las áreas de Sagrada Família y la Barceloneta, ya que se encuentran en ámbitos de intensidad turística entre alta y media que, además, tienen una densidad de población por encima de la media y concentran un número elevado de intervenciones de los agentes cívicos en el espacio público y, en el caso de la Sagrada Família, también de incidentes relacionados con VUT.
El área con una intensidad de actividades turísticas alta se extiende principalmente sobre los barrios del casco antiguo, el Poble-sec y la Barceloneta, siendo el barrio Gòtic el más afectado, con un 70 % de su superficie dentro de esta área y prácticamente la totalidad de su población (96 %). También destacan los alrededores del paseo de Gràcia, la Sagrada Família, la plaza de Espanya, la plaza de la Vila, la plaza del Sol y la plaza de la Revolució. En total, esta área representa cerca del 2,5 % de la superficie de la ciudad, y residen en ella 69.882 personas. .
Por otra parte, de acuerdo con los datos extraídos del mapa generado por esta diagnosis, cerca de 512.775 personas residen en áreas de la ciudad con una intensidad de actividades turísticas media, lo que representa en torno a un tercio de la población total de la ciudad. Con respecto a la superficie, observamos que esta área cubre en torno al 17,5 % del total del entorno municipal, y se extiende principalmente por los barrios centrales de L’Eixample y por los barrios de acceso a las playas del distrito de Sant Martí.
Finalmente, los puntos de la ciudad donde se grabaron más intervenciones de agentes cívicos durante los meses de julio a diciembre del 2018 son la Sagrada Família, el Park Güell, las fuentes mágicas de Montjuïc y la Barceloneta. En el mapa también podemos ver puntos críticos donde ha habido una mayor concentración de incidentes relacionados con VUT (y ha sido necesaria la intervención de los agentes cívicos) durante los meses de enero a setiembre del 2019. Estos puntos los encontramos en zonas próximas a la Sagrada Família, en la avenida del Paral·lel (barrios del Poble-sec y Sant Antoni) y en los alrededores de la parada de metro de Rocafort, todas ellas, además, con una densidad de población residente por encima de la media.
El siguiente mapa cruza información sobre los niveles de intensidad turística ilustrados anteriormente (Barcelona Regional, 2019) y la distribución de los espacios verdes públicos en la ciudad. El objetivo es identificar aquellas zonas verdes que se encuentran en áreas de intensidad turística media o alta y que, por lo tanto, pueden sufrir una mayor presión de uso y ver alterada su función de cara a la población residente. Para generar esta segunda capa, se utilizaron las siguientes bases de datos:
- Espacios verdes urbanos. Parques, parques históricos, interiores de manzana y plazas verdes (mínimo de cobertura vegetal, >30 %; y superficie permeable, >40 %). Barcelona Regional.
- Ámbitos de la ciudad clasificados como espacios de gran afluencia (EGA) por la Dirección de Turismo del Ayuntamiento de Barcelona.
Las áreas con mayor intensidad de actividades turísticas de la ciudad son coincidentes con cerca del 30 % del total de espacios verdes, equivaliendo a aproximadamente 144 hectáreas. Esta primera fotografía nos permite identificar seis espacios verdes urbanos que se encuentran total o parcialmente en zonas de actividades turística de intensidad alta, los cuales suman cerca de 3,2 hectáreas y representan un 0,6 % del total de los espacios verdes urbanos de la ciudad. Estos espacios son los jardines de Rubió i Lluch, la plaza de Gaudí y el parque de Joan Miró, la plaza de Vicenç Martorell, la plaza de la Vila de Madrid y la plaza de la Sagrada Família.
La siguiente tabla muestra la exposición a los dos niveles de intensidad turística desagregada por tipología de espacios verdes urbanos, evidenciando cómo cerca del 60 % de los interiores de manzana se encuentran afectados, seguidos del 50 % de los parques históricos y del 20 % de los parques y plazas verdes de la ciudad.
En relación con los interiores de manzana, el distrito de L’Eixample se ve particularmente afectado, ya que la mayoría se localiza en este distrito. Los interiores de manzana juegan un papel muy importante para los servicios socioambientales que ofrecen en esta parte de la ciudad con más escasez de espacios verdes. Este distrito también presenta el mayor número de hectáreas de plaza verde afectadas, equivaliendo a aproximadamente 3 hectáreas repartidas en cinco espacios, de los que destaca la plaza de la Sagrada Família, situada en un ámbito de intensidad de actividades turísticas alta.
La afectación en los parques históricos de la ciudad también llama la atención. Cerca de 50 hectáreas pertenecientes a diez parques históricos son coincidentes con una intensidad media. De estos parques afectados destacan el parque de la Ciutadella y el Park Güell, ya que los dos parques suman cerca de 36 hectáreas afectadas y, además, se encuentran ubicados en ámbitos clasificados como espacios de gran afluencia (EGA) por la Dirección de Turismo del Ayuntamiento de Barcelona.
Con respecto a los parques, observamos también que cerca de 76 hectáreas, pertenecientes a 29 parques, se encuentran en áreas de intensidad turística medias o altas. De estas hectáreas, el 65 % pertenecen a doce parques del distrito de Sant Martí, la mayoría localizados en torno al paseo Marítim. Puntualmente destacamos el parque de la plaza de Gaudí, que se encuentra, en su totalidad, bajo una intensidad de actividades turísticas alta.
El siguiente mapa cruza información sobre los niveles de intensidad turística ilustrados anteriormente (Barcelona Regional, 2019) y la red de transporte público de ferrocarriles, metro, Tram y bus. Para generar esta segunda capa, se utilizaron las siguientes bases de datos:
- Líneas de los servicios de metro y FGC. Generalitat de Catalunya, 2019.
- Validaciones diarias de todas las estaciones de metro y FGC. Octubre del 2016. FGC y metro. 2016
- Calles con una frecuencia de bus y Tram por encima de la media. Barcelona Regional, a partir de datos de TMB, AMB, Barcelona Regional y Generalitat de Catalunya. 2018
La superposición del mapa de intensidad de actividades turísticas sobre la red del transporte público (metro, ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya, bus y tranvía) revela que hay diez estaciones de metro que se encuentran en zonas con una intensidad alta. Dos son de conexión metropolitana: Plaça Espanya y Plaça Catalunya, esta última con el número de validaciones por día más elevado de la ciudad (alrededor de 10.000). También destacan las estaciones de Sagrada Família y Diagonal con un número de validaciones de 35.000 y 60.000 respectivamente (tal como se ha mencionado en la introducción, cabe recordar que estas cifras se refieren a una situación anterior a la crisis de la COVID-19, durante la cual la demanda de transporte público —tanto por parte de los turistas, como por parte de la población residente— bajó un 50 % de media) . Con respecto a la red de bus y Tram, observamos que las líneas con mayor frecuencia de paso afectadas son aquellas que dan servicio a la parte central de L’Eixample. Este distrito también destaca por el número de paradas con intensidad alta (32 %), seguido del distrito de Ciutat Vella (22 %). Aproximadamente, el 6 % del total de las paradas de bus de la ciudad tienen esta intensidad.
Con respecto a las áreas con una intensidad media, son 29 las estaciones de metro afectadas. De estas destacan las estaciones de Provença (cerca de 30.000 validaciones por día), Hospital Clínic (cerca de 25.000) y el Clot y las Glòries (cerca de 22.000). Con respecto a las zonas de la ciudad con una mayor frecuencia de paso de bus y Tram, los ejes más afectados por esta intensidad son la avenida Diagonal, la Gran Vía y la Vía Augusta, principalmente.
Como podemos ver en las siguientes tablas (tabla 5 y 6), el distrito más afectado es el de Ciutat Vella, con prácticamente todas sus paradas de bus y metro afectadas, seguido del distrito de L’Eixample, con cerca de un 85 % del total de sus paradas de bus y metro afectadas.
Tal como se ha explicado en la metodología del mapa de intensidad de actividades turísticas, las viviendas de uso turístico (VUT) ya han sido consideradas como una de las variables ponderadas para el cálculo de las áreas de intensidad de actividad turística. No obstante, se ha hecho una superposición del porcentaje de VUT por manzana, con el fin de generar una visualización de la situación actual que se pueda comparar con la situación en el momento de la aprobación del Plan espacial urbanístico de alojamientos turísticos (PEUAT) 2017.
Como se puede observar en el mapa, la mayoría de las manzanas residenciales donde hay VUT tienen un porcentaje de entre 0,1 y 8 % respecto del número total de viviendas. En una menor proporción, las manzanas con un porcentaje entre el 8 y el 39 % están principalmente concentradas en el barrio de la Dreta de l’Eixample, en los entornos de la plaza de Catalunya y del paseo de Gràcia. Las manzanas con un porcentaje por encima del 40 % son muy específicas (cuatro casos) y se encuentran en el casco antiguo de la ciudad, el paseo de Gràcia y en torno a la Sagrada Família. Coinciden con el ámbito de intensidad de actividad turística elevada —o están ubicadas muy cerca de este— , lo que no resulta sorprendente, y también con áreas con una densidad de población residente por debajo de la media de la ciudad, enfatizando el desarrollo de usos diferentes de la vivienda en estas áreas (véase el mapa anexo 5.1.1).
El Ayuntamiento de Barcelona lleva más de 25 años desplegando programas de promoción y gestión turística. Aun así, las circunstancias socioeconómicas han cambiado y los objetivos de la ciudad han incorporado nuevos elementos y nuevos interlocutores que se han sumado a participar en la definición de la estrategia de turismo de la ciudad.
En los últimos años, inicialmente en el marco del Plano Turismo Barcelona 2020 y actualmente en la Medida de gobierno de creación de nuevos imaginarios y contenidos para mejorar la movilidad y la sostenibilidad turística (2020), se ha puesto el foco en la elaboración de instrumentos de gestión para favorecer la mejor relación posible entre la actividad turística y el territorio que la acoge mediante los siguientes mecanismos: garantizar el retorno social del turismo al territorio, promover una gestión integrada y construir estrategias diferenciadas desde el territorio. El objetivo central de la medida de gobierno es definir un plan de actuación para los próximos años en torno a la movilidad turística, la creación de nuevos imaginarios turísticos y la definición de escenarios de gestión que contribuya a administrar los flujos turísticos que recibe la ciudad, con el objetivo de diversificar la aportación socioeconómica, reducir los impactos negativos sobre los espacios de gran afluencia y contribuir a ampliar el orgullo y el conocimiento de los barceloneses y las barcelonesas de su propia ciudad.
Como se ha mencionado en la introducción, estas transformaciones han estado drásticamente interrumpidas en el contexto de la COVID-19, ya que la economía del sector se ha visto ampliamente afectada, con escenarios de recuperación muy inciertos.
El Programa de resiliencia de Barcelona es una oportunidad para conservar la visión a largo plazo de la actividad turística e impulsar la reactivación del sector en clave metropolitana, avanzando hacia una gestión turística integrada que consiga una distribución socialmente más equitativa y respetando criterios medioambientales en su desarrollo. En este sentido, el impulso de medidas como la ampliación del perímetro turístico real de Barcelona, la gestión específica de los espacios de gran afluencia de la ciudad, ampliar los imaginarios turísticos, maximizar la eficiencia de la movilidad turística o seguir minimizando el impacto del turismo en el mercado inmobiliario y la vida cotidiana de las personas residentes en la ciudad pueden resultar clave para la consecución de este objetivo. Los retos que plantea la crisis actual generada por la COVID-19 pueden representar una oportunidad sin antecedentes para implementar medidas correctivas, reimpulsando un modelo de turismo más inclusivo y sostenible para las comunidades, la economía y el medio ambiente de la ciudad.