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Introducción


Los temas analizados en este capítulo buscan conocer las barreras y las oportunidades que un espacio público puede plantear a la hora de cumplir adecuadamente su función más social y relacional mediante la tipología de actividades que se programan. A pesar de la ausencia de estudios de referencia sobre esta cuestión y la dificultad añadida de que se trata de información que nunca se había recogido en el Ayuntamiento de esta forma, lo que se presenta aquí es un ejercicio, una primera prueba, de territorialización de las actividades programadas en el espacio público y de estudio del potencial que estas actividades pueden tener a la hora de tejer relaciones vecinales.

En este paquete de mapas, a partir de la pregunta paraguas “¿qué impacto tienen las actividades programadas en el espacio público en las relaciones entre la población residente en el barrio?”, se formulan dos preguntas más que nos ayudan a acotar la respuesta en forma de dos mapas:

Mapa A: ¿Qué espacios públicos de la ciudad están sometidos a una densidad de actividad más alta?

Mapa B: ¿Qué partes de la ciudad tienen más potencial de generar cohesión social entre su población residente sobre la base de las actividades que se llevan a cabo?

Así, en este capítulo, cada uno de los mapas responde a una de las preguntas planteadas. Los dos parten de una misma capa de información, que son las actividades programadas en el espacio público, y cada uno hace una lectura diferente de la información: por una parte, mediante el cálculo de la densidad de actividades que tienen lugar en el espacio público y, por la otra, haciendo una valoración de la capacidad que puedan tener estas actividades de generar cohesión social entre los vecinos y vecinas del barrio donde se ubica la actividad.

En este sentido, el estudio se planteó principalmente como una reflexión en torno al concepto de sobreocupación, así como sobre el riesgo de pérdida de los tejidos vecinales y en qué momento podemos definir que ya hay demasiadas actividades programadas o si estas actividades responden realmente a las necesidades y demandas del vecindario y, por lo tanto, empieza a decrecer la función social que ejercen los espacios públicos. El objetivo, en un futuro, sería establecer umbrales de uso intensivo según el tipo de actividad que se programa. Se habla mucho de los beneficios del espacio público como generador de cohesión social por sus cualidades de espacio de encuentro, pero ¿cómo podemos medirlo? En Barcelona, una ciudad especialmente densa, adquiere una importancia especial que el espacio público haga la función de proveer de este tipo de servicio.


Densidad de actividades


¿Qué espacios públicos de la ciudad están sometidos a una densidad de actividad más alta?

El mapa de densidad de actividades (o acontecimientos) hace referencia al índice de actividades en el espacio público con respecto a la intensidad de las actividades programadas que se acogen en este. El tratamiento y la visualización de datos es un cálculo de densidad de las actividades que se tienen recogidas a partir de la combinación de las agendas de acontecimientos, tanto de las actividades que ocurren en un espacio único como de las itinerantes. El sumatorio de afectaciones en cada casilla hexagonal da un mapa de densidad de uso del espacio público.

Entre las más de dos mil actividades analizadas durante el 2018 se han detectado 762 espacios donde se programan actividades; por lo tanto, en general, podríamos decir que las actividades están bastante repartidas. No obstante, el riesgo es principalmente que un número muy reducido de espacios (2 %), sobre todo del centro de la ciudad, tienen una densidad muy alta de actividades por semana. Por ejemplo, en la plaza de Sant Jaume hay alguna actividad programada al menos un día de cada dos, y en la plaza de Catalunya, uno de cada tres. Con respecto a los horarios en los que tienen lugar las actividades, el 44 % se hacen por la mañana, y el 33 %, por la noche. Los barrios con más riesgo de sufrir sobreactividad en sus espacios públicos son, por orden, Sant Antoni, el Gòtic, la Vila de Gràcia y Sant Andreu.

Fuente: Ayuntamiento de Barcelona

Cohesión social


¿Qué partes de la ciudad tienen más potencial de generar cohesión social entre su población residente?

El mapa de cohesión social pretende hacer una interpretación de cómo varía el potencial de cohesión social entre la población residente en el territorio en función de las actividades programadas que se hacen en este. Partiendo de esta premisa, se ha trabajado con la información recogida de las agendas de acontecimientos de la ciudad y, además, se ha hecho una valoración de los espacios con potencial de provocar situaciones de relación social y se ha creado un coeficiente de cohesión que se explica más adelante. Así, se han incluido en el análisis otros datos de elementos que potencialmente contribuyen a mejorar la cohesión social, como las asociaciones de vecinos y vecinas y de padres y madres, los comercios de proximidad y los mercados y ferias de calle.

Así, los criterios de visualización se han hecho sobre la base de un coeficiente de cohesión que se ha dado en cada una de las actividades mediante las pautas siguientes:

Coeficiente de cohesión Tipología de actividades
0 Actividades esporádicas o anuales que se organizan en un espacio determinado sin que tengan relación con el espacio como tal o con la población vecina (por ejemplo, manifestaciones, maratones o grandes acontecimientos de ciudad).
2 Mercados y ferias no alimentarios.
4 Actividades esporádicas o anuales en las que, aunque son de gran formato, el vecindario está muy implicado, tanto en la organización como en la participación. En esta categoría entraría, por ejemplo, la Fiesta Mayor de Gràcia.
5 Mercados alimentarios de barrio periódicos y comercios de proximidad.
6 Actividades esporádicas o anuales de pequeño formato, mayoritariamente de barrio, organizadas a menudo por los actores cívicos del barrio o por el Ayuntamiento con el objetivo de dinamizar el barrio. En esta categoría entrarían desde fiestas de barrio hasta talleres familiares, actividades para personas mayores o conciertos para jóvenes.
8 El coeficiente más alto se establece en la sede de las asociaciones de padres y madres y asociaciones de vecinos y vecinas. Se ha considerado que este tipo de asociaciones son, mayoritariamente, las más comprometidas a la hora de generar cohesión social en los barrios. Por lo tanto, aunque no se trata de actividades específicas en el espacio público ni las sedes de las asociaciones son representativas estrictamente del lugar donde se organizan las actividades, se ha considerado una aproximación lo bastante importante como para incluirla en el estudio.


En función de los criterios y las puntuaciones de la tabla anterior, se ha sumado su valor en la celda hexagonal donde se ubica esta actividad o espacio y se ha añadido el 50 % del valor de cohesión de las actividades que se encuentran a 100 metros de distancia. Esto nos da un “mapa de calor” de la densidad de actividad. El sumatorio de los valores de cohesión que cada espacio o actividad tiene asignados, sobre cada casilla hexagonal, da un mapa de densidad del potencial de cohesión en el espacio público.

Del gran número de actividades, la distribución de concentraciones por tipología de actividades es la siguiente:

   • Número más alto de comercios de proximidad: la Vila de Gràcia, la Dreta de l’Eixample, el Raval, la Sagrada Família y la Antiga Esquerra de l’Eixample.

   • Número más alto de mercados y ferias de calle: el Raval; Les Corts; Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera; y el Gòtic.

  • Número más alto de actividades con potencial de cohesión: la Vila de Gràcia, la Dreta de l’Eixample, Sant Andreu de Palomar, Sant Gervasi-la Bonanova y Les Corts.

Si hacemos el sumatorio de todos los parámetros considerados, los barrios con más potencial de generar cohesión social en sus espacios públicos son la Vila de Gràcia, la Dreta de l’Eixample, Sant Andreu de Palomar, Sant Gervasi-la Bonanova y Les Corts.


Fuente: Ayuntamiento de Barcelona

Actuaciones relacionadas



Los mapas de vulnerabilidad nos facilitan una guía para dirigir territorialmente las actuaciones prioritarias en la ciudad. En este caso, nos muestran una primera aproximación de la actividad que se lleva a cabo en el espacio público de la ciudad y, de acuerdo con lo que se observa en el primer mapa, Barcelona es una ciudad con numerosas actividades programadas a lo largo del territorio y se detecta una cierta concentración en ámbitos específicos, a menudo relacionados con los espacios con más presión turística.

En este capítulo se ha desarrollado una metodología que permite hacer una primera valoración del riesgo de impacto de las actividades en el espacio público. En este caso, es muy interesante la comparativa entre los dos mapas. Si sobreponemos los ámbitos con más concentraciones de actividad con las zonas con potencial de cohesión, comprobamos que prácticamente uno es el negativo del otro, es decir, que las actividades que se programan en estos espacios “sobreocupados” no contribuyen a enriquecer el tejido social de la zona. Por ejemplo, eso ocurre en la mayor parte de la zona del litoral del distrito de Sant Martí y, en el mismo distrito, en Diagonal, entre las Glòries y el Fòrum. Dentro L’Eixample ocurre lo mismo en la Gran Vía, entre el paseo de Gràcia y la plaza de Espanya, y en Ciutat Vella, en los alrededores del parque de la Ciutadella, más concretamente en el paseo de Pujades, en el paseo de Lluís Companys y en la ronda de Sant Pere. En el distrito de Sants encontramos el mismo fenómeno en el ámbito de la avenida de la Reina Maria Cristina y los alrededores.

Hay que tener en cuenta que se trata de mapas que requieren una lectura a gran escala y que hay que contextualizar los riesgos globalmente. Se han elaborado a escala de ciudad y, aunque se busca un nivel de detalle territorial, se trata de una interpretación hecha a partir de aproximaciones y que requerirá un estudio específico en los ámbitos de actuación seleccionados. En este sentido, hace tiempo que en el Ayuntamiento de Barcelona, desde el liderazgo de la Dirección de Turismo, se trabaja para mejorar la gestión de los espacios de gran afluencia (EGA), que en gran parte coinciden con los espacios detectados en la interpretación conjunta de los mapas. La ciudad está liderando proyectos de gestión de los espacios con una presencia elevada de turistas, como el CityFlow en el marco del proyecto europeo KIC Urban Mobility, para desarrollar un sistema de apoyo para la gestión de masas y el estudio de redistribución de flujos en los alrededores de la Sagrada Família, o el cierre de la plaza de Sant Felip Neri, con el fin de recuperar el uso para la escuela en horarios lectivos.


Para consultar el estudio completo, haz click aquí
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