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Introducción


A causa de su situación geográfica, Barcelona presenta una tendencia a la acumulación de calor en la superficie urbana significativamente elevada. Esta situación es agravada por el aumento de la temperatura: por una parte, lo intensifica el efecto isla de calor urbano y, por la otra, el incremento de episodios más prolongados de ola de calor. De acuerdo con los estudios elaborados en el marco del Plan Clima por el Ayuntamiento de Barcelona, el efecto isla de calor provoca unas diferencias de temperatura entre el centro de la ciudad y sus alrededores de hasta 3 ºC y puede llegar a los 7 ºC o 8 ºC en episodios de máxima intensidad.

Los dos fenómenos tienen efectos directos sobre el consumo de los recursos y sobre la salud de las personas, especialmente de colectivos vulnerables (personas mayores, bebés, personas con enfermedades crónicas y personas más desfavorecidas, como las sintecho).

Trabajando sobre la base de los estudios previos elaborados en el marco del Plan Clima, este estudio pretende identificar las zonas de la ciudad donde un bajo confort térmico puede afectar a la continuidad de la vida cotidiana de las personas que viven en ellas, especialmente las más vulnerables, y repercutir directamente en su salud y bienestar. La exposición al calor, además, según indican las proyecciones de futuro en Barcelona, se puede ver agravada con incrementos sustanciales de las temperaturas a causa de los efectos del cambio climático.


Avidez térmica

 
 
 

El concepto de avidez térmica aplicado a la ciudad se refiere al potencial de acumulación de calor de las superficies urbanas expuestas a la radiación solar. En el marco del estudio, este potencial se ha calculado a través de la agregación de tres factores:

    1) El primero, y el más importante, es la radiación solar incidente, para la que se utiliza un cálculo de la radiación solar a partir de un modelo tridimensional de la ciudad.

   2) En segundo lugar, se estudió el albedo, es decir, el comportamiento de las superficies urbanas y de qué modo absorben o reflejan esta radiación incidente.

    3) El tercer parámetro considerado en el análisis mide la densidad de la cobertura vegetal, el arbolado urbano y el resto de cubierta verde que captura la radiación incidente antes de que llegue al suelo y la aproveche, entre otros procesos, para evaporar el agua de las hojas.

A partir de la agregación de estos factores, se determinaron tres grados de vulnerabilidad, expresados como diferentes niveles de confort térmico (medio bajo, bajo, muy bajo). En otras palabras, las porciones de tejido urbano que, según los parámetros ilustrados anteriormente, retienen más calor —o avidez térmica— tienen un nivel de confort térmico inferior y presentan condiciones de mayor vulnerabilidad para la población.

Finalmente, cabe mencionar la diferencia —o correspondencia— que puede existir entre un riesgo más alto por potencial de acumulación de calor en superficie, debido a aspectos morfológicos (albedo, vegetación y radiación solar), y un nivel socioeconómico más bajo o, incluso, la composición demográfica del barrio. Es decir, que la vulnerabilidad de la población más expuesta a un bajo nivel de confort térmico derivado de las condiciones del entorno construido se puede ver agravada también por condicionantes de carácter socioeconómico (nivel de renta familiar, nivel de estudios y perfil laboral, etcétera).

Areas de riesgo

 
 
 

Si diferenciamos las áreas de la ciudad según sus características de albedo, cobertura vegetal y radiación solar, destacan porciones de tejido urbano con unos valores de confort térmico altos —por su proximidad a grandes parques de la ciudad como la Ciutadella y los Tres Turons—, así como diferencias entre barrios residenciales con una gran proporción de vegetación, como Sant Martí de Provençals y Pedralbes, y áreas con menos proporción de verde, como la Dreta de l’Eixample, y también distritos industriales, como es el caso del Bon Pastor. Por otra parte, con un índice de confort térmico más bajo, se evidencian áreas con cubiertas menos reflectantes, como la Zona Franca o el puerto, infraestructuras calientes, como la estación de Sants o la Fira II de Barcelona, y las grandes infraestructuras viarias desprovistas de vegetación, como las rondas Litoral y de Dalt.

Fuente: Barcelona Regional.

¿Dónde se encuentra la población más vulnerable?

 
 
 

Si bien la exposición al calor puede representar un riesgo para el conjunto de la población, hay que destacar algunos perfiles que, por razones de edad o de nivel socioeconómico, son más vulnerables que otros. En este sentido, además de los colectivos vulnerables mencionados en la introducción, los grupos demográficos más expuestos al impacto del calor, independientemente de sus condiciones de salud, son los bebés y las personas mayores.

Delimitación de los puntos más críticos

Con el objetivo de delimitar las áreas con más vulnerabilidad por exposición al calor, el siguiente mapa cruza la información territorializada sobre los niveles de confort térmico —ilustrada en el apartado anterior— con dos conjuntos de datos demográficos:

    1) el padrón del 2018, desagregado por franjas de edad (0-4, 5-14, 15-34, 36-64, 75 años y más) a escala de manzanas residenciales, para saber dónde hay más densidad de residentes, y
  2) los equipamientos públicos, clasificados según tipología y conectados a los grupos de edad, para identificar las áreas de la ciudad potencialmente más utilizadas por determinados colectivos de población.

Con los primeros datos, se han podido delimitar las áreas con más densidad de residentes, desagregadas por franjas de edad, mientras que las segundas han servido para identificar las áreas de la ciudad potencialmente más utilizadas por los diversos grupos de población, partiendo de la hipótesis de que las áreas con más concentración de equipamientos, especialmente dirigidos a estos públicos, también son las que recibirán más afluencia de estos colectivos de personas.

La finalidad de este ejercicio es la de destacar, de forma cualitativa, las áreas donde se presenta una intersección de los valores más elevados de exposición al riesgo, con las manzanas con una densidad de población empadronada por encima de la media de la ciudad, y las áreas con una alta concentración de equipamientos destinados al grupo de edad objeto de estudio.

No obstante, hay que precisar que la pregunta “¿dónde se encuentra la población más vulnerable?” no puede contar con una única respuesta, ya que la población se mueve en función de la hora del día, del trabajo y de las actividades que hace en su tiempo libre. Por lo tanto, hay que tener en cuenta que se trata de mapas que requieren una lectura a gran escala y que hay que contextualizar los riesgos globalmente.

El siguiente mapa compara la densidad de población en diferentes grupos de edad con las áreas más expuestas a efectos del calor.
Seleccionando una franja de edad determinada en el mapa, se puede observar la superposición entre la temática de riesgo analizada y las áreas donde hay más concentración de ese grupo de edad.

Fuente: Barcelona Regional.


Se estima que cerca de la mitad de las personas que residen en Barcelona se encuentran en áreas con niveles de confort térmico medio bajo, mayoritariamente, bajo y muy bajo. También se encuentran dentro de estas áreas cerca de la mitad de los equipamientos en los que se calcula que pasan una parte del día. Por ejemplo, hablamos de aproximadamente 350 centros educativos destinados a bebés (de 0 a 4 años), 140 áreas de juego para niños y niñas (de 0 a 12 años), 16 zonas de envejecimiento activo y 250 centros de servicio social para personas mayores (75 años y más).

La coincidencia de cada uno de los tres niveles de poco confort térmico definidos por este trabajo, con áreas de más densidad y concentración de equipamientos genera una gradación del nivel de vulnerabilidad que queda recogido en los seis grados siguientes:

1P. Confort térmico medio bajo, coincidente con concentración de población 1PE. Confort térmico medio bajo, coincidente con concentración de población y equipamientos
2P. Confort térmico bajo, coincidente con concentración de población 2PE. Confort térmico bajo, coincidente con concentración de población y equipamientos
3P. Confort térmico muy bajo, coincidente con concentración de población 3PE. Confort térmico muy bajo, coincidente con concentración de población y equipamientos


El siguiente mapa evidencia aquellas áreas de ciudad donde se encuentra más población expuesta a efectos del calor por grupos de edad.
Seleccionando una determinada franja de edad en el mapa se puede observar los puntos más críticos, en función de la superposición entre la temática de riesgo analizada y aquellas áreas donde hay una mayor concentración de ese grupo de edad.

Fuente: Barcelona Regional.

La coincidencia gradual de más gente residente (densidad de población por encima de la media de la ciudad) con más áreas de concentración de equipamientos y áreas con un nivel bajo de confort térmico revela partes de la ciudad que nos permiten identificar, de manera orientativa, puntos de riesgo más crítico para cada grupo de edad.

Los puntos críticos que podemos destacar para los bebés (de 0 a 4 años) se encuentran en conjuntos de manzanas de los barrios de Ciutat Meridiana, las Roquetes y Verdun en sus límites con la ronda de Dalt. También encontramos en torno a la Meridiana en los barrios de la Trinitat Nova, Vilapicina i la Torre Llobeta, la Sagrera y Navas. En torno a la Gran Vía también destacan manzanas en los barrios de Provençals del Poblenou, Sant Martí de Provençals y el Besòs i el Maresme. De forma más aislada, surgen manzanas con menos confort térmico en los barrios de Sants, el Guinardó y la Verneda i la Pau.

La territorialización del riesgo para los niños y niñas (de 5 a 14 años) es bastante coincidente con la de los bebés. Esta situación se puede explicar si tenemos en cuenta que hay equipamientos que ofrecen servicio a los dos grupos de edad. Una situación parecida ocurre con los puntos críticos para los adolescentes (de 15 a 19 años).

Una lectura un poco diferente se observa con las personas jóvenes (de 20 a 34 años) y adultas (de 35 a 74 años), cuya concentración de los respectivos equipamientos educativos, sanitarios y de servicios sociales corresponde a áreas con menos nivel de confort térmico. No obstante, quizás es oportuno tener en cuenta que el grosor de la población económicamente activa (de 16 a 65 años) se encuentra en estos dos grupos de edad, y eso sugiere que muchas de estas personas pasan más horas del día en sus puestos de trabajo que en los equipamientos, a diferencia de otros colectivos que sí lo hacen, como los niños y niñas, los adolescentes o las personas mayores. En este caso, seguramente, resulta más relevante la densidad de población residente que la concentración de los equipamientos.

Con respecto a las personas mayores, las manzanas identificadas con menor confort térmico las encontramos en el barrio de la Sagrera y en la ronda del Mig —en torno a la plaza de Lesseps—, en los barrios de la Salut, el Camp d’en Grassot i Gràcia Nova y la Vila de Gràcia. En un grado de afectación menor, observamos manzanas en los barrios de la Sagrada Família, el Congrés i els Indians, la Prosperitat, el Baix Guinardó y Navas.

Finalmente, cabe destacar que las otras áreas con poco confort térmico de la ciudad también son las áreas en las que los residentes tienen más dificultades económicas. En el 2017, los barrios de Ciutat Meridiana, las Roquetes, Verdun y la Trinitat Nova registraron una renta familiar disponible muy baja, y baja en el caso de los barrios de la Sagrera y Vilapicina i la Torre Llobeta.

Actuaciones relacionadas

 
 

Teniendo en cuenta la importancia de la infraestructura verde para mitigar la acumulación de calor, todas las medidas que busquen incrementar el verde urbano en la ciudad serán clave para reducir el riesgo por el aumento de la temperatura de las superficies. Hace años que el Ayuntamiento de Barcelona trabaja en la línea de incrementar la superficie verde de la ciudad. El Plan del verde y la biodiversidad de Barcelona 2020 impulsa toda una serie de proyectos que pretenden el aumento de la infraestructura verde, su mejora con la conservación de la biodiversidad urbana y una vida ciudadana con una naturaleza próxima y que aporte bienestar y salud.

En el 2017 se presentó la medida de gobierno “Programa de impulso a la infraestructura verde urbana” para concretar las acciones que darán cumplimiento al objetivo del Compromiso de Barcelona por el clima de incorporar 1,6 kilómetros cuadrados de verde para el 2030. Este objetivo también quedó recogido por el Plan Clima (2018) y, más recientemente, en la Declaración de emergencia climática (2020).

En este sentido, entre las principales iniciativas llevadas a cabo en los últimos años, destacan, por una parte, los grandes proyectos de ciudad para incrementar la infraestructura verde y, por la otra, los pequeños espacios de oportunidad. Entre las actuaciones de gran potencial tenemos el proyecto Canopia Urbana (plaza de las Glòries Catalanes), los jardines del Doctor Pla i Armengol (Mas Ravetllat), el nuevo eje verde en Cristóbal de Moura o la transformación de la avenida Meridiana, así como el incremento del verde vinculado a procesos de pacificación, como la reurbanización de la supermanzana del barrio de Sant Antoni, que potencialmente se puede seguir extendiendo a otros puntos de la ciudad. Entre las actuaciones de pequeña escala, se ha trabajado en la promoción de azoteas y cubiertas verdes, la cesión de espacios en desuso con el Plan Buits y la instalación de jardines verticales en medianeras. Cabría considerar, también, el trabajo, tan oportuno, de mejora del espacio público de los últimos años liderado por los planes de barrio de Ciutat Meridiana, las Roquetes y la Trinitat Nova, ya que se trata de territorios detectados como especialmente vulnerables en este estudio.

Más recientemente, el nuevo planeamiento para el 22@ y la definición de ejes verdes en L’Eixample suponen una gran oportunidad para una transformación estructural que integre la infraestructura verde y los servicios ambientales que aporta —entre ellos, la regulación climática— a la trama urbana.

Asimismo, destaca la estrategia, ya puesta en marcha en la ciudad, para generar una red de espacios y de equipamientos públicos de refugio climático, en que las personas —especialmente los colectivos más vulnerables, como las personas mayores— pueden disfrutar de condiciones de confort térmico durante las olas de calor y, más en general, a las horas de calor intenso.

El Programa de resiliencia de Barcelona es una nueva oportunidad para destacar el esfuerzo de implantación de medidas de cariz estructural para incrementar el verde y los servicios socioambientales que aportan a la ciudad. Así, en el Plan de acciones de incremento de la infraestructura verde se recoge que se apueste por la naturalización de los espacios urbanos.


Para consultar el estudio completo, haz click aquí
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